El alba toca a mi puerta,
despertando a mi alma,
amaneciendo con la idea loca,
que ya te quiero...
que ya te amo...
Con el sol en el cenit,
viene tu recuerdo a mí.
Inundándome de emociones
que me provocan sentir,
que ya te siento...
que ya estás en mí...
La noche aprisiona al día.
La Luna toma posesión del cielo
y tú vienes conmigo,
compartiendo mi alegría...
compartiendo mis anhelos...
Al anochecer,
antes del alba,
de madrugada,
en contacto con Dios,
te recuerdo en mis plegarias...
pidiéndole al Creador,que nazca en tu corazón, el bendito Amor...
Quiero amanecer a tu lado...
Quiero amanecer a tu lado,
que las estrellas sean nuestro techo,
el pasto frondoso, el lecho
en que descansamos nuestra pasión...
y la brisa de la madrugada,
te traiga entre olas,
mi oración de Amor...
Intento...
Intento...
He recorrido muchas calles.
He conocido muchas ciudades,
y en cada una, he dejado amistades.
Pero, ¿cómo fue que coincidimos?;
pues te encontré en medio de un abismo
y aunque sé que el futuro es incierto,
y que bien puede decirme el Amor:
“Aquí no crezco”.
Aún así,
haré el intento.
He recorrido muchas calles.
He conocido muchas ciudades,
y en cada una, he dejado amistades.
Pero, ¿cómo fue que coincidimos?;
pues te encontré en medio de un abismo
y aunque sé que el futuro es incierto,
y que bien puede decirme el Amor:
“Aquí no crezco”.
Aún así,
haré el intento.
Llega la noche
Llega la noche
y tu recuerdo me domina.
Me susurra al oído tu nombre
y se me impregna tu aroma...
Tu belleza la llevo en los ojos
y tu sonrisa en mis labios.
Tus manos en mi tacto
y tus palabras en mi voz.
Tu ternura en mis actos.
¿Y tus latidos?
Tus latidos en mi corazón...
Tus pasos en mi camino
y tus gestos que son delirios,
me provocan locuras,
que sin dominio,
me invocan a un insomnio
que me susurran al oído:
“No hay razón,
ni un porqué...
¿Porqué habría de ser?”
¿Tonta ilusión?...
Sólo Dios sabrá qué...
y tu recuerdo me domina.
Me susurra al oído tu nombre
y se me impregna tu aroma...
Tu belleza la llevo en los ojos
y tu sonrisa en mis labios.
Tus manos en mi tacto
y tus palabras en mi voz.
Tu ternura en mis actos.
¿Y tus latidos?
Tus latidos en mi corazón...
Tus pasos en mi camino
y tus gestos que son delirios,
me provocan locuras,
que sin dominio,
me invocan a un insomnio
que me susurran al oído:
“No hay razón,
ni un porqué...
¿Porqué habría de ser?”
¿Tonta ilusión?...
Sólo Dios sabrá qué...
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