Escrito por: Carlos Alberto Ramírez Delgadillo
(André Michel)
Septiembre del 2009.
Libertad o corrupción.
Estamos en pleno mes de septiembre. Mes de la Patria. Mes que está dedicado al recuerdo de la independencia de México de la Corona Española.
La historia oficial argumenta que en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, se dio la Independencia contra el Imperio Español, convirtiéndose en el "Padre de la Patria", el Cura Don Miguel Hidalgo y Costilla.
Sin embargo, no se toma el dato histórico, cronológico, que se consumó dicha Independencia del yugo español, el 27 de septiembre de 1821, el día en que Agustín de Iturbide, entró triunfal en la Ciudad de México; día que fue firmado el tratado en que se reconocía a la naciente nación en independiente de la Corona Española, instaurándose México en una monarquía, gobierno totalmente totalitario y desigual.
¿Quién miente entonces cuando se ovaciona la noche del 15 de septiembre al Cura Hidalgo como el "Padre de la Patria", llegando los "Vivas" a José María Morelos, a "la Corregidora" Josefa Ortiz de Domínguez y algunos otros "héroes" más? ¿Quién se equivoca? ¿Para qué? ¿Dónde quedan los héroes que no enuncian, que no gritan sus nombres en esa noche? ¿Dónde queda Iturbide? ¿Dónde queda "El Amo" Torres, Javier Mina; los hermanos Galeana? ¿Dónde queda Primo de Verdad, el verdadero precursor de la independencia? Suelen decir que la Historia la escriben los vencedores…
En la antesala al Segundo Centenario de la Independencia Mexicana, se crea en mi mente la pregunta intrigante: ¿México, nosotros, somos en verdad independientes? O ¿somos víctimas de la historia, de la corrupción de ésta, de la simple corrupción?
En estos tiempos en que la palabra de moda es "global" y estando presente en todos los ámbitos de un país, quizás resulte un tanto extraño y riesgoso pregonar dicha confirmación.
El mundo está globalizado: cultura globalizada, costumbres globalizadas, economía globalizada; en sí, no hay nada que no esté globalizado.
Para que este país esté rebosante en cada una de sus funciones, es menester tener los "engranajes muy bien aceitados", pues corre el riesgo de quedar a la deriva si tan sólo se explotan ciertos rubros, como ocurrió en los tiempos de la Colonia y algunos más de la historia nacional.
Ahora, respetando los conceptos "Globalistas", guardando las distancias ante cualquier comentario sin mucho peso de investigación y sobre todo, sin ser economista, ni político, mucho menos historiador, tan sólo un ciudadano común y corriente, como ustedes, como yo, quien busca la verdad y encontrar respuestas, regreso a la pregunta formulada: ¿México, nosotros, somos en verdad independientes? O ¿somos víctimas de la historia, de la manipulación, corrupción de ésta, de la simple corrupción?
Cada mes de septiembre se repite la historia. El Grito de Dolores se corea una y otra vez, en cada balcón donde está instaurado un gobierno, en las escuelas públicas, privadas, teniendo acto este suceso cívico a lo largo y ancho del país.
El grito "Viva Hidalgo, Morelos, etc., etc.… Viva quienes nos dieron Patria", al escucharlo se torna burlesco y vergonzoso para mí.
¿Cómo estar de acuerdo en este discurso demagogo después de escuchar, conocer los pormenores de la vida pública, la vida privada del país en que nací, en que vivo?
Es seguro que cuando se dio la lucha independentista, los insurgentes de entonces, sus anhelos y motivaciones más grandes eran, son que México quedara lejos de las garras de la explotación, de la dependencia de la Corona, española en su momento, dando como resultado forjarse su propio destino y sí, tener una patria propia, gobernada por mexicanos. Sin embargo, siempre está presente la herencia de los españoles y que al combinarse con la "idiosincrasia" del mexicano, se torna un "distintivo" más de nuestra cultura: La corrupción.
El diccionario de la Lengua Española define "Corrupción" como la acción de echar a perder, alterar, viciar, pervertir, sobornar a algo, a alguien para beneficio propio o de unos cuantos.
Partiendo en ese sentido, se puede considerar que la corrupción está presente en todas las formas habidas y por haber en la sociedad mexicana, como parte del folclor mexicano.
La corrupción está en el círculo más cercano a nosotros: nosotros mismos. Según estudios serios en el tema los mexicanos somos muy proclives a la corrupción, "arreglar todo por debajo del agua", "ponerse la de el Puebla" "de a cómo no" y demás expresiones tan propias para invitar a "co-operar".
¿Cuántas veces hemos estado en la consigna de dar una "mordida" por no ser multado, por recibir un "favor", un trato especial? Pero no sólo se da en ese ámbito personal. ¿Qué decir de la corrupción en nuestro cuerpo, en nuestros pensamientos, sentimientos? ¿Las relaciones ínter-personales? En esos ámbitos también se da la corrupción. El no actuar de acuerdo a convicciones, creencias, pensamientos y hasta lo que el sentimiento dicta, es ser corrupto. No ser uno mismo es corrupción. Nos viciamos a nosotros mismos.
La corrupción no es sólo de clases sociales. También se da en las instituciones de gobierno. La corrupción en las finanzas públicas está a la orden del día. Es muy común en los servidores públicos de primer nivel ganar más del sueldo que le corresponde en nómina, triplicado, cuadriplicado el sueldo con conceptos de gasto público, ficticios; argumentando que es lo que a derecho le corresponde y dejando de lado los Derechos de los representados. Tan sólo habría de verificar las cuentas públicas, pero como es algo que nadie quiere hacer porque son trámites y más trámites, engorrosos todos ellos, lo dejamos de lado. Nos excusamos diciendo: "Que lo hagan los demás. Involucrarse es crearse problemas". La apatía es también parte del folclor mexicano.
La corrupción también está presente en los partidos políticos, en sus mismos integrantes, los políticos, -supuestamente posicionados en el poder por el voto
popular-, sus desaguisados están en cada nota periodística, cada día, hasta el punto que ya es "costumbre" y le damos el "visto bueno" con la justificación irreflexiva, diciendo: "Así son los políticos, ¿qué le vamos hacer?"
También hay corrupción en las televisoras, en los medios de comunicación masivos, llámese televisión, radio, prensa escrita. ¿Alguna vez se ha preguntado por qué es por la noche, prácticamente en la madrugada, que se proyectan los programas de reflexión, de opinión, de crítica, de contenido político, programas que invitan a pensar al pueblo? Simple y sencillamente por esa misma razón. Para no tener un pueblo pensante, inteligente, que le cuestione a sus gobernantes sus acciones, situación que también beneficia a los medios de comunicación que están en contubernio, cediéndose beneficios entre sí y logran de esta manera, manipular la conciencia social. En vez de ello, los horarios "familiares" o que el común del pueblo está a la expectativa de los programas que se transmiten por televisión, por radio o la prensa escrita (periódicos, revistas), son materiales de bajo contenido social, programas de deportes, de chisme, de moda, faranduleros, telenovelas; o lo que es peor, extranjeros que nada tienen que ver con los gustos y costumbres de nuestra sociedad. En muchas ocasiones estos programas "chatarra" le "ganan", ocupan los espacios, los tiempos a los nacionales, porque son los que venden, los que crean el morbo o sólo por no "invertir" en programación local y/o no atreverse a instaurar voz propia. Todo este material y programación está hecha con la intención de crear "cortinas de humo" para distraer a la opinión pública de lo trascendental. Tan sólo hay que recordar el famoso "chupacabras", los "náufragos" del 2006.
Alguien muy importante de ese gremio televisivo solía decir: "Al pueblo pan y circo", parafraseando las palabras de un célebre romano. Y alguien más dijo: "cada pueblo tiene el gobierno que se merece".
En la experiencia de cada uno de nosotros están presentes los momentos en que incurrimos en esos tipos de corrupciones, no necesariamente sólo económica, moral, de valores. Corrupción es todo aquel acto que vaya en contra de su naturaleza, de su esencia.
A manera de solución, se puede concluir que es de humanos errar y de igual manera, rectificar. La peor corrupción es no actuar en lo que nos corresponde hacer, pensar e inclusive sentir. Con esta apatía nos relegamos el derecho de tener voz propia, por pura y simple comodidad.
En la justificación y evasión encontramos nuestras mejores armas, para no trascender, sí, pero también la mejor manera de permanecer olvidados de la historia personal, social, nacional y con esto, caemos en el círculo vicioso de negarnos nuestra propia identidad, libertad, de inicio y en consecuencia, el derecho de hacer valer nuestro valor y libertad ante los demás.
Esta fue la verdadera lucha de los libertadores de la Patria. Lucharon por sus ideales, anhelos y murieron por ellos, con la convicción que era y fue lo correcto. Nosotros tenemos esas mismas opciones. Luchar por vivir una vida acorde a nuestras convicciones, anhelos, expectativas o por el contrario vivir en la mediocridad, a la sombra de los triunfadores.
Los héroes nacionales escribieron su historia. Hoy la recordamos. Tenemos la opción de escribir la nuestra.
¿Te atreverás a ser un Héroe de tu propia Historia o dejarás que sean los demás quienes escriban sobre tus guirnaldas de oliva?
¿Te atreverás a ser un nuevo Mexicano o dejarás que el peso de las historietas de los demás, de los mediocres caiga sobre ti?
La moneda está echada al aire… La Historia está esperando por tus dictados…
Recuerda: La Historia la escriben los vencedores.
¿Te esperamos o nos retiramos?
Tú decides...
La historia oficial argumenta que en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, se dio la Independencia contra el Imperio Español, convirtiéndose en el "Padre de la Patria", el Cura Don Miguel Hidalgo y Costilla.
Sin embargo, no se toma el dato histórico, cronológico, que se consumó dicha Independencia del yugo español, el 27 de septiembre de 1821, el día en que Agustín de Iturbide, entró triunfal en la Ciudad de México; día que fue firmado el tratado en que se reconocía a la naciente nación en independiente de la Corona Española, instaurándose México en una monarquía, gobierno totalmente totalitario y desigual.
¿Quién miente entonces cuando se ovaciona la noche del 15 de septiembre al Cura Hidalgo como el "Padre de la Patria", llegando los "Vivas" a José María Morelos, a "la Corregidora" Josefa Ortiz de Domínguez y algunos otros "héroes" más? ¿Quién se equivoca? ¿Para qué? ¿Dónde quedan los héroes que no enuncian, que no gritan sus nombres en esa noche? ¿Dónde queda Iturbide? ¿Dónde queda "El Amo" Torres, Javier Mina; los hermanos Galeana? ¿Dónde queda Primo de Verdad, el verdadero precursor de la independencia? Suelen decir que la Historia la escriben los vencedores…
En la antesala al Segundo Centenario de la Independencia Mexicana, se crea en mi mente la pregunta intrigante: ¿México, nosotros, somos en verdad independientes? O ¿somos víctimas de la historia, de la corrupción de ésta, de la simple corrupción?
En estos tiempos en que la palabra de moda es "global" y estando presente en todos los ámbitos de un país, quizás resulte un tanto extraño y riesgoso pregonar dicha confirmación.
El mundo está globalizado: cultura globalizada, costumbres globalizadas, economía globalizada; en sí, no hay nada que no esté globalizado.
Para que este país esté rebosante en cada una de sus funciones, es menester tener los "engranajes muy bien aceitados", pues corre el riesgo de quedar a la deriva si tan sólo se explotan ciertos rubros, como ocurrió en los tiempos de la Colonia y algunos más de la historia nacional.
Ahora, respetando los conceptos "Globalistas", guardando las distancias ante cualquier comentario sin mucho peso de investigación y sobre todo, sin ser economista, ni político, mucho menos historiador, tan sólo un ciudadano común y corriente, como ustedes, como yo, quien busca la verdad y encontrar respuestas, regreso a la pregunta formulada: ¿México, nosotros, somos en verdad independientes? O ¿somos víctimas de la historia, de la manipulación, corrupción de ésta, de la simple corrupción?
Cada mes de septiembre se repite la historia. El Grito de Dolores se corea una y otra vez, en cada balcón donde está instaurado un gobierno, en las escuelas públicas, privadas, teniendo acto este suceso cívico a lo largo y ancho del país.
El grito "Viva Hidalgo, Morelos, etc., etc.… Viva quienes nos dieron Patria", al escucharlo se torna burlesco y vergonzoso para mí.
¿Cómo estar de acuerdo en este discurso demagogo después de escuchar, conocer los pormenores de la vida pública, la vida privada del país en que nací, en que vivo?
Es seguro que cuando se dio la lucha independentista, los insurgentes de entonces, sus anhelos y motivaciones más grandes eran, son que México quedara lejos de las garras de la explotación, de la dependencia de la Corona, española en su momento, dando como resultado forjarse su propio destino y sí, tener una patria propia, gobernada por mexicanos. Sin embargo, siempre está presente la herencia de los españoles y que al combinarse con la "idiosincrasia" del mexicano, se torna un "distintivo" más de nuestra cultura: La corrupción.
El diccionario de la Lengua Española define "Corrupción" como la acción de echar a perder, alterar, viciar, pervertir, sobornar a algo, a alguien para beneficio propio o de unos cuantos.
Partiendo en ese sentido, se puede considerar que la corrupción está presente en todas las formas habidas y por haber en la sociedad mexicana, como parte del folclor mexicano.
La corrupción está en el círculo más cercano a nosotros: nosotros mismos. Según estudios serios en el tema los mexicanos somos muy proclives a la corrupción, "arreglar todo por debajo del agua", "ponerse la de el Puebla" "de a cómo no" y demás expresiones tan propias para invitar a "co-operar".
¿Cuántas veces hemos estado en la consigna de dar una "mordida" por no ser multado, por recibir un "favor", un trato especial? Pero no sólo se da en ese ámbito personal. ¿Qué decir de la corrupción en nuestro cuerpo, en nuestros pensamientos, sentimientos? ¿Las relaciones ínter-personales? En esos ámbitos también se da la corrupción. El no actuar de acuerdo a convicciones, creencias, pensamientos y hasta lo que el sentimiento dicta, es ser corrupto. No ser uno mismo es corrupción. Nos viciamos a nosotros mismos.
La corrupción no es sólo de clases sociales. También se da en las instituciones de gobierno. La corrupción en las finanzas públicas está a la orden del día. Es muy común en los servidores públicos de primer nivel ganar más del sueldo que le corresponde en nómina, triplicado, cuadriplicado el sueldo con conceptos de gasto público, ficticios; argumentando que es lo que a derecho le corresponde y dejando de lado los Derechos de los representados. Tan sólo habría de verificar las cuentas públicas, pero como es algo que nadie quiere hacer porque son trámites y más trámites, engorrosos todos ellos, lo dejamos de lado. Nos excusamos diciendo: "Que lo hagan los demás. Involucrarse es crearse problemas". La apatía es también parte del folclor mexicano.
La corrupción también está presente en los partidos políticos, en sus mismos integrantes, los políticos, -supuestamente posicionados en el poder por el voto
popular-, sus desaguisados están en cada nota periodística, cada día, hasta el punto que ya es "costumbre" y le damos el "visto bueno" con la justificación irreflexiva, diciendo: "Así son los políticos, ¿qué le vamos hacer?"
También hay corrupción en las televisoras, en los medios de comunicación masivos, llámese televisión, radio, prensa escrita. ¿Alguna vez se ha preguntado por qué es por la noche, prácticamente en la madrugada, que se proyectan los programas de reflexión, de opinión, de crítica, de contenido político, programas que invitan a pensar al pueblo? Simple y sencillamente por esa misma razón. Para no tener un pueblo pensante, inteligente, que le cuestione a sus gobernantes sus acciones, situación que también beneficia a los medios de comunicación que están en contubernio, cediéndose beneficios entre sí y logran de esta manera, manipular la conciencia social. En vez de ello, los horarios "familiares" o que el común del pueblo está a la expectativa de los programas que se transmiten por televisión, por radio o la prensa escrita (periódicos, revistas), son materiales de bajo contenido social, programas de deportes, de chisme, de moda, faranduleros, telenovelas; o lo que es peor, extranjeros que nada tienen que ver con los gustos y costumbres de nuestra sociedad. En muchas ocasiones estos programas "chatarra" le "ganan", ocupan los espacios, los tiempos a los nacionales, porque son los que venden, los que crean el morbo o sólo por no "invertir" en programación local y/o no atreverse a instaurar voz propia. Todo este material y programación está hecha con la intención de crear "cortinas de humo" para distraer a la opinión pública de lo trascendental. Tan sólo hay que recordar el famoso "chupacabras", los "náufragos" del 2006.
Alguien muy importante de ese gremio televisivo solía decir: "Al pueblo pan y circo", parafraseando las palabras de un célebre romano. Y alguien más dijo: "cada pueblo tiene el gobierno que se merece".
En la experiencia de cada uno de nosotros están presentes los momentos en que incurrimos en esos tipos de corrupciones, no necesariamente sólo económica, moral, de valores. Corrupción es todo aquel acto que vaya en contra de su naturaleza, de su esencia.
A manera de solución, se puede concluir que es de humanos errar y de igual manera, rectificar. La peor corrupción es no actuar en lo que nos corresponde hacer, pensar e inclusive sentir. Con esta apatía nos relegamos el derecho de tener voz propia, por pura y simple comodidad.
En la justificación y evasión encontramos nuestras mejores armas, para no trascender, sí, pero también la mejor manera de permanecer olvidados de la historia personal, social, nacional y con esto, caemos en el círculo vicioso de negarnos nuestra propia identidad, libertad, de inicio y en consecuencia, el derecho de hacer valer nuestro valor y libertad ante los demás.
Esta fue la verdadera lucha de los libertadores de la Patria. Lucharon por sus ideales, anhelos y murieron por ellos, con la convicción que era y fue lo correcto. Nosotros tenemos esas mismas opciones. Luchar por vivir una vida acorde a nuestras convicciones, anhelos, expectativas o por el contrario vivir en la mediocridad, a la sombra de los triunfadores.
Los héroes nacionales escribieron su historia. Hoy la recordamos. Tenemos la opción de escribir la nuestra.
¿Te atreverás a ser un Héroe de tu propia Historia o dejarás que sean los demás quienes escriban sobre tus guirnaldas de oliva?
¿Te atreverás a ser un nuevo Mexicano o dejarás que el peso de las historietas de los demás, de los mediocres caiga sobre ti?
La moneda está echada al aire… La Historia está esperando por tus dictados…
Recuerda: La Historia la escriben los vencedores.
¿Te esperamos o nos retiramos?
Tú decides...
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